¡¡¡¡Gracias Pao y Andre les decimos todos los de La Cueva y el Apoyo Escolar!!!!

Ésta fue la despedida de Andrea (coordinadora del Apoyo) y Paola (coordinadora de La Cueva) quienes ahora deciden dar una mano en otros lugares.

Andre y Pao

Le pedimos a dos de los chicos que coloquen la mesa en el centro y dos sillas.

La mesa es para nosotros: “lugar de encuentro”. Y en ese encuentro con cada una de ellas, Paola y Andrea, se generaban un lugar de acogida, de recibimiento. Un encuentro con alguien que nos entendía, que nos escuchaba, que nos enseñaba, que nos tenía paciencia, que nos miraba directo al corazón.

Ahora le pedimos a dos de los chicos que coloquen el mantel-aguayo. El aguayo representa el lugar donde se depositan todos esos momentos que nos dieron vida en estos años: reuniones, convivencias, campamentos, paseos, clases, oraciones, pasantías, juegos y mucho más. Y de alguna forma, ellas nos fueron dejando pedacitos de sus vidas en cada uno de nosotros.

Por eso, en esta mesa queremos colocar un reloj. Representando el tiempo que nos dedicaron y le dedicaron a estos proyectos de La Cueva y Casita de los Sueños. Tiempo sin tiempo, porque así es la entrega cuando se hace con pasión: en madrugadas, a la mañana temprano, a la noche muy tarde. Gracias por ese tiempo que nunca alcanzaba y sin embargo lo supieron dar. Gracias por ese tiempo que vio crecer a muchos niños, hoy ya jóvenes; tiempo que acompañó embarazos; tiempo que estuvo presente en los momentos de dolor y enfermedad de las familias, tiempo que festejó que los chicos aprobaran un examen o que un joven egresara. Tiempo que enseñó a hacer churros, a cerrar cuentas que nunca cerraban, a abrir y cerrar puertas, a encender y apagar el horno. Tiempo importante que nos permitieron tener en cada encuentro un poco de Paola y Andrea.

Ahora acercamos un equipo de mate.

El mate es el elemento infaltable de Pao y Andrea. Mate que renovaba las fuerzas, que ayudaba a reír, a compartir, a escuchar. Mate, que iba y venía en las rondas que se armaban en el patio, en el salón azul, que se enfriaba y se lavaba. Mate que recibían de los chicos, mates bien dulces, porque para amarga esta la vida, así les dicen. Mate hirviendo porque siempre se olvidaban de apagar el fuego, ya que seguramente tuvieron que ir a hacer otra cosa. Mate para resolver problemas, mate para planificar, mate para soñar.

También queremos colocar en esta mesa un camino. Pero este camino no está vacío. Es un camino recorrido lleno de recuerdos por eso, vamos a colocar algunas de las cosas que fueron haciendo: campamentos, colonias, cenas, convivencias, paseos, fotos en representación de los chicos y jóvenes que pasaron por la Cueva y el apoyo y que trabajaron con ellas. Camino que a veces se volvía pedregoso y angosto pero que mirando hacia atrás, nosotros les queremos decir que valió la pena. Y por último, a los que nos tocó estar cerca de ellas sabemos que en ese camino nunca estuvimos solos, siempre contamos con la compañía de dos grandes mujeres.

Estamos en...

Arnoldi 2915. Victoria (a 50 mts de Carlos Casares) Detras del CEDEC
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